LUX by Mario Cuenca Sandoval

autor:Mario Cuenca Sandoval [Cuenca Sandoval, Mario]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Ucronía
editor: ePubLibre
publicado: 2021-05-05T00:00:00+00:00

IV

QUAESTIO PER TORMENTA

[FOLIO 76]

¿Será preciso que explicite las reglas del Examen? Se ha escrito tanto, se ha fantaseado tanto sobre su funcionamiento, sus orígenes, las motivaciones de sus actores… Se han invocado de forma recurrente las palabras Inquisición y tortura, pero no así las palabras arte e inventiva, incurriendo de este modo en una burda simplificación. Permita que me carcajee de la exégesis de todos esos sesudos peritos que hoy pontifican en los medios, ratones de biblioteca sin otro mérito conocido que haberse quemado las pupilas leyendo los fantasiosos testimonios de los huéspedes supervivientes. Permita que ponga en cuestión los terribles detalles que han vertido a la opinión pública y que, de ser ciertos, solo podrían atribuirse a un grupo de exaltados que en nada representan a LUX. Como aquella historia que circula sobre el Sioux, recogida en películas y reportajes, según la cual nuestro rojizo amigo coleccionaba trofeos de sus víctimas en un aparador: dientes, uñas, mechones de pelo y otras reliquias.

No puedo confirmar tales extremos, ni tampoco esa otra leyenda según la cual el Barón grababa su sello sobre la piel de los huéspedes, derritiendo cera sobre sus labios, sus ombligos y sus genitales. Solo puedo hablar de las cotas de crueldad que yo presencié, y ni siquiera estoy en condiciones de asegurarle que fueran sistemáticas, que se alcanzaran en todos o ni siquiera en la mayoría de los Exámenes que se practicaron en aquellos días. Pero el sentido común me sugiere que apenas un reducido número de jóvenes, los más testarudos, los que se resistieron de manera insensata al reconocimiento de la propia depravación moral, sufrieron aquellas vejaciones, y que solo un grupo aún más exiguo sostuvo su tozuda actitud hasta la muerte, y por ello desconfío de la cifra de desaparecidos que la prensa ha sacado a relucir. No, es absolutamente inverosímil.

Y en cuanto a las cimas de crueldad que aquellos hombres alcanzaron durante el Examen de David, todavía hoy abrigo el convencimiento de que guardaban alguna relación con la presencia imponente de aquel hermoso animal en que se había convertido su hijo a los veintiún años, la belleza obscena de aquellos labios gruesos y siempre húmedos y aquellos rizos negros que reconocí de inmediato en usted, porque estoy más que seguro de que una belleza tan heterodoxa como la suya no hacía sino enconar el odio de aquellos voluntarios, porque las criaturas hermosas están condenadas al desprecio, flores que pisotear, puros objetos decorativos y reemplazables en un mundo de auténticos hombres.

[FOLIO 77]

Otros diez individuos podrían testificar sobre aquella noche de junio del primer año de la era de LUX. Exactamente diez participantes [no me pregunte por qué esa cifra; supongo que por un inveterado prejuicio matemático, racionalista], todos y cada uno de ellos cubiertos con pasamontañas pese al calor primaveral para preservar su anonimato y su impunidad, la mayoría con esa estrafalaria combinación de corbata y camisa de manga corta propia de detectives de teleserie o de evangelistas ejerciendo su ministerio. Sin embargo no creo

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